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jueves, 20 de agosto de 2009

Viaje a Sicilia II: la comida

No puedo empezar mi relato sobre la comida siciliana si no es con una granita: no es un helado, no es un granizado... ni tampoco un sorbete... tiene una textura espectacular, como nieve, y sobre todo es imprescindible para sobrevivir al calor veraniego de allí: caía una cada pocas horas. Las típicas son de limón y café, pero había de muchas otras cosas: almendra, fresa, pistacho, ... ¡hasta de higo chumbo! la de la foto, la primera que probé al llegar, era de melón, de esos melones pequeños anaranjados que aquí es tan raro encontrar, muy rica:
En cuanto a la pasta, hay tres o cuatro recetas propias de la zona: la pasta alla Norma, con berenjenas y ricotta (cómo no!), con pez espada... yo os dejo una muestra de la pasta alle sarde, con sardinas, hinojo, piñones y pasas; tiene un sabor realmente peculiar, sobre todo por el sabor fresco y punzante del hinojo. Pensé con pena en lo poco que lo usamos aquí en España, a pesar de lo fácil que es encontrarlo en el campo; recuerdo a mi madre cuando yo era pequeña, señalándolo cuando lo encontrábamos y contándome lo rico que era, pero siempre hablaba de ello como de un alimento de otros tiempos. En Sicilia parecen haber conservado mucho mejor su cocina ancestral, que aun está presente en lo que se cocina actualmente:
Otra cosa que no hay que perderse en Sicilia es el pescado, siempre fresquísimo. Lo típico es el pez espada, pero también los calamares, el marisco... Exquisita la pasta con vongole (almejas) - una lástima que la foto no quedara bien - los mejillones, etc. Todo preparado normalmente con mucha sencillez: si la materia es buena hay que dejarla lucir, ¿no? Aquí, una grigliata de gamberoni acompañada de pesto de rúcola (espero estar escribiendo todo bien...):
Y por supuesto, la verdura... una cosa sorprendente es que, salvo contadas excepciones, en Italia puedes comer bien en cualquier sitio y a cualquier precio: esperando a que abrieran las bodegas de Marsala que íbamos a visitar, comimos en una especie de chiringuito que había enfrente, sin esperar demasiado. Nos soprendió: entre otras cosas, nos pusieron esta caponata, más cercana en realidad a un pisto que a la caponata de berenjenas que había probado ya, y con un punto ácido, de vinagre o limón:
... y esta pasta, con atún, tomatitos, alcaparras y hierbas:
Pero también queríamos probar una cocina más elaborada. En Ragusa, uno de los pueblos del Sur que más me gustaron, cenamos la Locandina; entre otras cosas, pedimos como entrante estas anchoas marinadas con naranja y ricotta salado, deliciosas:
Sin duda, una de las cosas más sorprendentes de Sicilia es el gelato con brioche; cuando lo leí antes de ir pensaba que era un mito, o algo exótico para impresionar a los turistas, pero al llegar comprobé que es completamente normal pedir el helado dentro de un bollo, en vez de en un vasito o un cucurucho, incluso en el caso de la granita. La verdad es que es una buena idea, porque al helado no llega el calor de la mano y aguanta mucho más sin derretirse; y, sobre todo, está muy rico... eso sí, hay que estar preparado, porque es una bomba; un estupendo y contundente desayuno (nos encantó ver a un grupo de jubilados desayunado su granita de limón con el brioche!). Yo opté por el chocolate, un poco excesivo, pero muy bueno:
Además de lo que comimos, fue estupendo poder ver los procesos de preparación de algunos productos. En Trapani, después de unos días de mala suerte con el alojamiento, nos dimos un homenaje y nos quedamos en el "agriturismo" Duca di Castelmonte; allí vimos estos preciosos secaderos de higos, fruta que por cierto nos sirvieron como postre de una cena espectacular, rebozados y con azúcar por encima... indescriptible:
Por último, un momento maravilloso del viaje: al salir de Grammichele, un pequeño pueblo del sureste, vimos en un portal un montón de piedras esparcidas; despertó nuestra curiosidad y me acerqué a ver, y resultaron ser almendras secándose al sol, allí, en mitad de una calle del pueblo... El señor, muy simpático, me dejó hacer una foto y me regaló tantas almendras como fui capaz de coger con las dos manos; salí tan contenta que no me cabía la sonrisa en la cara:
Y éste es el resumen de nuestro viaje... quedan muchas otras cosas en el recuerdo: la cassata, los involtini de pez espada, el café maroquino, la pizza de bressaola y rúcola... ¡ay!

miércoles, 19 de agosto de 2009

Viaje a Sicilia I: Mercados de Palermo

Recién llegada de Sicilia, aun estoy algo conmocionada por el calor, pero también por todas las cosas que hemos visto (¡y comido!); ha sido un viaje maravilloso de 10 días por el oeste y sur de la isla, que me gustaría contar con más detalles más adelante. De momento, y ya que este blog va de comida, publicaré un par de entradas sobre todo lo que hemos probado por allí.
La de hoy es sobre los mercados callejeros, especialmente los de Palermo: de la Vucciria, de lo Capo y de Ballaró. Éste último ha sido mi favorito, por su extensión (es el más grande de los 3) y por la variedad de las cosas que había allí. Es sorprendente, me faltaría tiempo y blog para contar todas mis impresiones, pero os dejo un pequeño resumen fotográfico:
A mí me pareció un pequeño paraiso para todos aquellos a los que les gusta cocinar; tenía que pararme en cada puesto para ver todos los tipos de berenjenas y calabacines que había y que nunca había visto, todas las clases de tomates frescos y secos, aceitunas, especias, quesos, salazones de pescado... y me dio pena no tener una cocina y tiempo suficiente para preparar algo con todo eso. En el primer plano de la foto del mercado, plantas enteras de calabaza o calabacín; nos preguntábamos para qué las vendían, si era por las flores o qué. Nos lo explicaron en un italiano más que cerrado, y nos pareció entender que se hervían, aunque no sabemos si en un guiso, o de qué manera...
Y por supuesto, PAN: el pan siciliano se hace con sémola de trigo duro, como la pasta, lo que le da un color amarillento y una textura diferente a la de los panes blancos de aquí. Tienen varias formas y texturas: más secos, de tipo brioche... pero casi siempre bien cubiertos de sésamo:
Y para acompañar el pan, nada como los quesos: por todas partes, ricotta, ricotta, ricotta...: fresco, en crema, salado... El queso ricotta es una de las bases de la cocina siciliana: Además de ser el relleno de los dulces típicos de Sicilia, los cannoli y la cassata, estaba en muchos platos de pasta, pescado, etc. En la foto, cubierto de pimienta negra. Y además, caciocavallo, queso con pistachos, burrata...
Las frutas eran una maravilla, no tenían el tamaño ni el aspecto inmaculado de las frutas que solemos comprar por aquí, pero ¡tenían sabor!. Espectaculares los higos, omnipresentes en toda la isla como los higos chumbos o el melón amarillo, que vendían en camiones en muchas carreteras, pero también otras cosas. A mí me llamaron la atención unas pequeñísimas ciruelas ovaladas, que al principio confundí con uvas:
"Fast food" a la siciliana: además de los arancine y otras cosas que se encontraban en puestos de comida callejera, los propios puestos de verdura vendían sus productos ya hervidos, como patatas o maíz:
Los caracoles... reconozco que no es algo que a mí me encante, pero me sorprendió mucho cómo los vendían:
Otra de mis confusiones: de lejos nos preguntábamos si eran cerezas o tomates pequeños. Al llegar comprobamos que eran pimientos: picantes, según nos contaron:
Me quedo con las ganas de colgar muchas fotos más, esto es apenas una pequeña parte de todo lo que te podías encontrar... en la próxima hablaré de la comida que probamos en los restaurantes. la pasta, el pescado, los dulces... ay, ¡es casi doloroso recordarlo, ahora que me queda tan lejos!
Por último, os dejo dos links interesantes sobre los viajes a Sicilia de otras dos blogueras, el de Sol de Cocina de Mercado, y el de A mi lo que me gusta es cocinar.