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sábado, 30 de junio de 2012

Carrilleras (de mi hermana), y después... a Olivenza

Ayer cocinó mi hermana, y todavía nos estamos relamiendo..
Carrilleras de ibérico (extremeño, por supuesto) con mucho puerro, zanahoria y vino, acompañadas de patatas y judías verdes. Hubo quien tripitió. 
Después fuimos a Olivenza, una ciudad cercana a Badajoz que (por si alguien lo desconoce) perteneció durante mucho tiempo a Portugal, y pasó a ser española recién iniciado el siglo XIX. Es una de mis ciudades favoritas de Badajoz porque, además de ser realmente bonita, es en la que más y mejor se nota que ésta es una zona de frontera: se ve en la arquitectura, con ese contraste entre la piedra y las paredes encaladas...
... en sus puertas manuelinas...

... en el lenguaje: aún hay restos del portugués en el habla de los oliventinos, y en las calles se recuerda su antiguo nombre luso:

Hasta en el suelo, pavimentado con calçada portuguesa:

Aunque a mí me gusta especialmente por lo sencillo de sus casas, todas perfectamente encaladas:

Pero si por algo peregrinan los pacenses hasta Olivenza es por los dulces: contundentes y rústicos, dulces de huevo, manteca, higos, frutos secos... La reina de todos ellos es la Técula Mécula, la tarta más famosa de la ciudad y posiblemente una de las más excesivas del mundo, hecha con toda la yema, almendra y azúcar que son capaces de condensar en esa pieza:
La Técula es la especialidad de Casa Fuentes, y está deliciosa (especialmente si te gustan los dulces de yema) pero reconozco que es difícil terminarla, a menos que juntes a toda tu familia y que tengan buen apetito; menos mal que se conserva bien, y sobre todo que la venden también en trocitos pequeños para cobardes como yo:
Hay muchos otros dulces; bollo podre, huevos moles (otros rastros de su origen portugués), asubías, quesadas, piñonate... yo ayer fui con la curiosidad de probar los bollos de tomatú, más desconocidos. Los encontramos en La Chimenea, y resultaron ser unos bollitos de anís, densos y no muy dulces, muy ricos:
Turismo de proximidad. Siempre hay algo nuevo que descubrir en lo que ya se conoce, pero con alicientes como estos el viaje merece aún más la pena. 

3 comentarios:

  1. Las carrilleras tienen una pinta buenísima y ya casi me da algo cuando he llegado a las fotos de la Técula Mécula, es una de mis tartas favoritas, aunque es cierto que es para echarle valor, porque tiene energía suficiente como para "ponerse a segar"...
    Un abrazo.

    Pilar

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  2. ¡Hola Padawan! Pues me alegra mucho que te guste todo, las carrilleras aún las recordamos :) Sí, la tarta es una bomba, pero a poquitos se puede comer de todo! ¡Gracias!
    B*

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  3. Me muero por probar la Técula Mécula, la próxima vez... si sobra... ;)

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