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martes, 14 de enero de 2014

El pan anglo-andaluz

A la izquierda, english muffins; a la derecha, molletes andaluces. Los dos panes hechos con la misma masa.
Tenía ganas de hacer los molletes de Un pedazo de pan desde hace tiempo; al final, ha sido la necesidad la que me ha empujado: cuando estoy en Badajoz no puedo hacer todos los panes que me gustaría, porque allí, salvo cuando voy a casa de mi madre, cocino en una antiquísima cocina eléctrica que perteneció a mi abuela paterna y que empecé a usar después de más de 20 años sin encenderse. Funciona perfectamente, pero tiene dos problemas: que el horno no calienta regularmente (mucho por arriba, casi nada por abajo) y que consume y se caldea tanto que me da la sensación de estar horneando en un reactor nuclear. 
Así que decidí buscar panes que me resultaran fáciles de hacer y no necesitaran demasiado tiempo de horneado. Los molletes han resultado una buena opción, y para colmo cuando preparé la receta me sobró un poco de masa; ya había leído algo sobre los english muffins y decidí probar a hacerlos: salieron unos pequeños panecillos estupendos para desayunar.
Como ya cuentan en el Foro del Pan, más que una receta exacta se trata de una técnica; hay masas de muffin que se hacen con leche, añadiendo un poco de levadura química además del fermento, endulzados o con diferentes añadidos... lo esencial es el procedimiento: después de fermentar se estira la masa (hasta unos 1,5-2 cm de grosor) y se corta con un aro, en vez de formar; se hacen en una plancha o sartén en vez del horno, y hay que abrirlos siempre con un tenedor para que quede una miga irregular en la que untar cualquier cosa que nos apetezca. 
Después de haber hecho unos cuantos, creo que el truco para que cojan una bonita forma está en poner la plancha muy caliente al principio, para que crezcan bien, y, como explican en el Foro o en WIld Yeast, darles una primera vuelta rápida (a los 2 minutos o así) para que se aplanen bien por ambos lados y cojan esa forma cilíndrica peculiar. Entonces se baja el fuego y se dejan tostar aproximadamente unos 14 o 15 minutos en total, cuidando que se hagan bien por ambos lados (por ejemplo, un esquema podría ser: 2 minutos / 2 minutos / 6 minutos / 6 minutos).
La otra gran ventaja de los molletes y de estos panecillos es que no se necesitan harinas especiales, se pueden hacer con harinas corrientes (éstos están hechos con harina del Día y una parte de harina de trigo duro). Así que posiblemente se conviertan en mi pan estrella cuando esté en Badajoz. Se me ocurren muchas cosas con que comerlos (por ejemplo, son los compañeros habituales de los huevos Benedictine) pero quizá lo mejor sea... simplemente tostarlos y poner un poco de mantequilla:
La próxima vez probaré con un primo portugués, el bolo do caco, del que ya tengo alguna receta guardada.
Y, por si a alguien le preocupa que últimamente sólo publique bollos y panes, que se tranquilice: también como mucha fruta y verdurita - aunque esa no la cuente - y además por ahora estoy cumpliendo mis buenos propósitos del año:

2 comentarios:

  1. Me parece que tienes un propósito de año nuevo muy parecido al mío :)

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  2. Jajaja, ¿hacer molletes? ¿o correr más? ;)

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